jueves, 3 de marzo de 2016

La paradoja del Barbero.

Uno de los grandes ejemplos de paradojas, después de el gato de Schrödinger es la conocida paradoja del Barbero.

 Su creador es Bertrand Rusell, un famoso matemático y filósofo galés. Nació en 1872 y murió en 1970, con mas ni menos que 101 años de edad.

 Su obra más conocida, es la del barbero, esta dice así:

 El barbero sólo afeita a quienes no se afeitan a sí mismos. Puede ocurrir que cada mañana se acerque por la barbería de su amigo Pierre y comente con él las últimas novedades del mundo mientras se deja afeitar. Pero también es posible que, antes de salir de casa, el barbero se afeite a sí mismo, con gestos rápidos y precisos, pero sin prisa.
En el primer caso, el barbero incumple su condición, pues no afeita a los que, como él, no se afeitan a sí mismos.
En el segundo tampoco, dado que afeitándose, está afeitando a alguien que ya se afeita a sí mismo.
Y así, pensando, transcurren las mañanas mientras el barbero espera sentado a la puerta de su negocio.

 Frente a esta compleja paradoja se presentan distintas ideas que es difícil tanto de interpretar como de darle una posible decisión.

 Una posible interpretación podría ser esta:

 En el primer caso (si lo afeita su amigo Pierre), no hay paradoja.
El enunciado es que el barbero "sólo afeita a quienes no se afeitan a sí mismos".
Esto quiere decir que su único material de trabajo es el conjunto de personas que no se afeitan, pero no implica que el barbero deba afeitar a todos los que se afeitan a sí mismos.
 Para que el enunciado constituya una paradoja debería decir: "El barbero afeita a todos los que no se afeitan y sólo a los que no se afeitan".
 El último "sólo" es la única manera de asegurar que el barbero no se afeite a sí mismo impunemente, porque, sin ese "sólo" cabría la posibilidad de que el barbero afeitase también a los que se afeitan a sí mismos, entre ellos, él mismo.

 Pero también hay otras más absurdas, pero realistas, como por ejemplo que el barbero se ha dejado crecer la barba, que hay otro peluquero en el pueblo y distintas soluciones, cuanto menos curiosas.
 ¿La respuesta real?
Simplemente no la hay, es inexistente.
En el mundo de las paradojas, mientras la respuesta sea coherente todas las respuestas son válidas.

 Cordiales saludos.
 Atentamente;
 Júlia Fernàndez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario